Para la gran mayoría de personas el tema con las rutinas y los hábitos es “deshacerlos” cuando nos perjudican: mirar el celular, hacer zapping, morderme las uñas. a veces hacemos este tipo de cosas en “automático”. Para cambiarlas, hay que volver a hacerlas conscientes, volver a reprogramarnos, e iniciar nuevamente el proceso de armar nuestro cerebro y emociones en función de nuestras necesidades.
Es ahí donde debemos hacernos una rutina diaria, para poder así, reprogramar esas condiciones que hacen que no podamos avanzar o que hace que nos sintamos estancados como si diéramos muchas vueltas en una “rueda de hámster”, a veces organizar el tiempo, ser más productivos, etc. seguramente has oído hablar de esto de hacerse una rutina diaria.
Ya sabes, gente que se levanta a las 5AM, hace ejercicio, dedica un rato a escribir un libro y todo eso antes de que su pareja, hijos o familia se levanten.
Es por eso que se resalta mucho el generar hábitos saludables o rutinas en preferencia en horas de la mañana por dos cosas:
La primera, ¿sabes que es la fuerza de voluntad?, es ese detonante de energía que tenemos en la mañana en nuestro córtex prefrontal; Es aquí donde se generan muchos trastornos, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, han sido relacionados con una disfunción de la corteza prefrontal, por lo que se trata de un área cerebral que presenta un foco potencial para el tratamiento de este tipo de desórdenes. Es por eso el pensamiento y el procesamiento positivos que se trabaja dentro de esta corteza tiene lugar a la conducta que está guiada por estados internos o intenciones.
Es por eso que siempre recomendamos el descanso, y el estar entretenidos en actividades “por y para ti”, puesto que cuando estamos cansados tomamos peores decisiones, es así.
La segunda razón es por el tema de convertir algo en “rutina”, los famosos hábitos.
Cuando conscientemente empezamos a generar hábitos que nos ayudan con nuestro bienestar emocional, no necesitamos decidir si lo hacemos o no, lo hacemos y punto, se hace solo.
Es algo automático o rutinario como lavarse los dientes, dejar el celular siempre en el mismo sitio y esas cosas. Convertir actividades que nos hacen bien, que hacen que Avancemos o que nos enriquecen en hábito es una buena idea.
Con los “hábitos mentales” pasa lo mismo, para deshacernos de patrones de comportamiento que no son útiles, pero que son automáticos, hay que salir de ese piloto automático y hacerlos conscientes: pensamientos catastróficos, la queja interna, autocrítica – autoboicot…
Aplazar una cosa fácil hace que sea difícil. Aplazar una cosa difícil la hace imposible.” (George Claude Lorimer).
Para hacer conscientes estos patrones internos respecto a nosotros mismos te recomiendo algunas cosas desde mi punto de vista:
- Haz un seguimiento de tu tiempo. Toma nota en algún sitio qué tareas realizas cada día y cuánto tiempo has dedicado a cada una. Al anotar tu tiempo creas un compromiso interno que te hace ser más responsable con respecto a cómo lo utilizas.
- Aprende a decir no. Muchas veces, algunas de las tareas que pospones son compromisos que te has buscado por no saber decir que “no”.
- Establece una recompensa: Motívate pensando en lo que harás después de culminar la tarea, un pequeño premio que te apetezca te relaje y no suponga ningún esfuerzo. Define tus propios incentivos.
- Haz una lista de tareas corta: Una lista larga puede arruinar tu sensación de control y convertirse en una fuente de estrés y frustración. Cuanto más corta sea tu lista de próximas acciones, más fácil te resultará estar enfocado(a) en lo que de verdad tienes que hacer.
- Trabaja tus hábitos: Si te conoces a ti mismo y averiguas por qué aplazas constantemente cierto tipo de tareas, podrás cambiar tus hábitos y encaminarlos hacia una menor procrastinación y una mayor productividad y equilibrio personal.
- Evita distracciones. Cuantas más tentaciones tengas para hacer, más fácil será procrastinar. Mantén el móvil, las notificaciones y el acceso a internet desconectados cuando te dispongas a afrontar tareas complicadas.
El camino a la felicidad nunca es fácil, por eso, debemos esforzarnos día a día por conseguir lo que queremos, y para mejorar la forma de comunicarte simplemente debes empezar terapia basada técnicas de reestructuración cognitiva, ejercitando el manejo y control emocional, la importancia a las tus creencias, analizar las ideas irracionales y tratar de corregirlas desde la lógica y en función de “ponernos en los zapatos del otro”, etc.
El primer paso es aceptar el problema, el segundo es buscar ayuda, y tú estás en el camino a la autosuperación, recuerda repetirte siempre “YO PUEDO, YO SOY CAPAZ”.
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