Has sentido la sensación nocturna de escuchar un ruido poco llamativo, como de un intruso, insecto o bicho, que nos genera discordia a nuestra tranquilidad, y que no podemos estar plena y cómodamente hasta no agarrarlo y sacarlo para nuestra tranquilidad; me hizo pensar que a veces algunas emociones incómodas dan “fastidio o escozor”, como los insectos o intrusos nocturnos. No queremos sentirlas ni vivir con ellas.

Es allí donde a lo largo de nuestra vida, estos momentos “desagradables” aparecen una y otra vez, cuando sentimos que estamos en la comodidad de nuestro desarrollo, en la evolución hacia nuestro bienestar, aparecen intrusos en muchos de nuestros entornos como “juguitos de envidia”, dando sorbos de críticas destructivas, tratando de enturbiar nuestra paz interior.  

Es allí donde debemos enfrentarnos con ciertos planteamientos como: ¿De dónde proviene la envidia y cómo debo manejarla?, como entender cuando las emociones de otra persona no dependen de mí, pero en cierto punto me afecta y me genera un cambio emocional sea por medio de ira o estrés. 

Los “juguitos de envida”. Siempre están presente como personas hirientes, provocadoras, con comentarios sarcásticos, satíricos o simplemente criticando; es allí donde aparece la persona “toxica”.

Cuando asimilamos y afrontamos la realidad frente a este tipo de personas y hace que cambie nuestro sentimiento diario, automáticamente pensamos en si ¿debemos dejar de lado las ofensas o los comentarios y “permitir”, sin decir nada?

La respuesta es justamente, No aceptar ese Juguito de envidia, pues podremos salir intoxicados; hay que tener presente, que la rabia, frustración o el odio que expresa el otro tiene más que ver con él que contigo, es un reflejo de un vacío autoinculcado por tu tranquilidad. Tiende a hablar de sus propias heridas abiertas, sus frustraciones no canalizadas, su historia de vida, sus traumas, su autoestima y muchas cosas más. Pero normalmente los perros que más “ladran” son los más miedosos o traumados. 

En algunas ocasiones, al tratar de poner límites en situaciones en las que nos provocan, acabamos entrando a un círculo vicioso, a caer en el error y el juego del otro, y esa ahí donde no debemos caer o cegarnos en la provocación, puesto que la otra persona consigue lo que quería… un “ataque al ego” o simplemente que perdamos la tranquilidad en la que hemos trabajado.

¿Sabes cual es la respuesta a estos “juguitos de envidia” que nadie pidió que te sirvieran?

Es aprender a controlar tus emociones, entender que cuando te descompensas nutres el ego de quien quiso hacerte mal, y es ahí donde no debes darle fuerza, tu debes alimentarte de tranquilidad y defenderte sin caer en dicho juego.  Esquivar, y ser mejor cada día. No hay nada que las personas teman más, que la felicidad y tranquilidad del otro. Que tu mejor arma sea tu paz interior y se refleje en lo que haces.

Una respuesta

  1. Excelente post! totalmente acertado con mucho de lo que he vivido, es lindo encontrar publicaciones con las cuales te conectas y te identificas completamente. Gracias por compartirlo!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *