No sientes que a veces cuando dices algo no pasa nada, nada cambia, será que ¿nadie escucha?

Muchas veces tengo que repetirle a mi hermana una y otra vez que haga algo, y ni me hace caso; Hasta que me salta la piedra y me pongo a gritar no consigo nada, y a veces ni con esa actitud se puede lograr que se escuche lo que digo… porque entonces soy el “cansón”, o “fastidioso”.

¿Te parece conocido esta historia?

¿Conoces a alguien a quien le pase algo así?

¡Es muy difícil la forma de comunicarnos muchas veces!

De generar algunos acuerdos, de poder poner reglas tanto con adultos como con niños, de conciliar…

Es de entender que muchas veces no es el cómo decimos las cosas, también hay características sobre la persona que nos está escuchando que influyen en su humos o estado de ánimo que no podemos controlar.

¿Entiendes la diferencia entre escuchar y oír?, escuchar es la acción de prestar atención a lo que se oye, pero oír es solo percibir con el oído los sonidos, no en su centro de atención.

Por eso cuando “repetimos mil veces” algo, y aun así, no conseguimos respuesta o que el mensaje llegue… algo está fallando, y eso es frustrante. Probablemente debemos analizar el: ¿Cuál es la dinámica de la comunicación en sí que estoy utilizando?, ¿Cómo lo estamos diciendo?, o posiblemente hay que hacer otra cosa, tomar otro tipo de acciones para resolver el tema.

Es ahí donde debemos aprender y entender un poco de comunicación efectiva y de resolución de conflictos, la primera, es cuando  un mensaje se comparte, se recibe y se comprende sin alterar su objetivo final; y la segunda, porque a veces cuando no conseguimos conectar con las otras personas, yo creo que nos sentimos en planos o sentido diferente, y a la larga, eso es frustrante.

Pero ¿qué pasa cuando esto sucede en la convivencia?, ¿Cómo se hace para generar acuerdos en el trabajo? o ¿Cómo conciliamos en la familia?, pues es mucho mas complicado, porque se bloquean las cosas, generando reincidencias de los mismos temas una y otra vez, sintiendo que no avanzamos y que en cierto sentido una parte se va perdiendo, simulando desinterés; nos sentimos “desgastados”, o peor, empezamos a normalizar situaciones malas o incomodas, perdiendo nuestros principios, intereses o posturas, generando un caos interno emocionalmente.

Es ahí, al momento de tener ese sentir, que debemos pensar y actuar de forma distinta; Generar nuevas herramientas y medios para poder solucionar dicho problema.

¿Por qué nos desgastamos una y otra vez, diciendo, repitiendo lo mismo a alguien, sin tener ningún resultado?

Es mejor intentar de otra forma.

A veces, la forma mas sencilla es recordar, que todos somos diferentes, y que, aunque quisiéramos modificar o mejorar algo de otra persona, no depende de nosotros, los cambios son individuales, provienen de cada uno, de sus fuerza, convicción y necesidad de hacer algo por si mismo. Así que, si no te oyen, recuerda que no es tu problema… aprende a liberarte de esas cargas emocionales, y busca otra forma de que reciba ese mensaje, si no, deja de remar solo en tú barco, pues solo terminaras dando círculos sin sentido.

El camino a la felicidad nunca es fácil, por eso, debemos esforzarnos día a día por conseguir lo que queremos y más por lograr cumplir esa meta de encontrar felicidad plena, el primer paso es aceptar el problema, el segundo es buscar ayuda, y tu estas en el camino a la autosuperación, recuerda repetirte siempre “YO PUEDO, YO SOY CAPAZ”.

¿Me oyes o me escuchas?

No sientes que a veces cuando dices algo no pasa nada, nada cambia, será que ¿nadie escucha?

Muchas veces tengo que repetirle a mi hermana una y otra vez que haga algo, y ni me hace caso; Hasta que me salta la piedra y me pongo a gritar no consigo nada, y a veces ni con esa actitud se puede lograr que se escuche lo que digo… porque entonces soy el “cansón”, o “fastidioso”.

¿Te parece conocido esta historia?

¿Conoces a alguien a quien le pase algo así?

¡Es muy difícil la forma de comunicarnos muchas veces!

De generar algunos acuerdos, de poder poner reglas tanto con adultos como con niños, de conciliar…

Es de entender que muchas veces no es el cómo decimos las cosas, también hay características sobre la persona que nos está escuchando que influyen en su humos o estado de ánimo que no podemos controlar.

¿Entiendes la diferencia entre escuchar y oír?, escuchar es la acción de prestar atención a lo que se oye, pero oír es solo percibir con el oído los sonidos, no en su centro de atención.

Por eso cuando “repetimos mil veces” algo, aun así, no conseguimos respuesta o que el mensaje llegue… algo está fallando, y eso es frustrante. Probablemente debemos analizar el: ¿Cuál es la dinámica de la comunicación en sí que estoy utilizando?, ¿Cómo lo estamos diciendo?, o posiblemente hay que hacer otra cosa, tomar otro tipo de acciones para resolver el tema.

Es ahí donde debemos aprender y entender un poco de comunicación efectiva y de resolución de conflictos, la primera, es cuando un mensaje se comparte, se recibe y se comprende sin alterar su objetivo final; y la segunda, porque a veces cuando no conseguimos conectar con las otras personas, yo creo que nos sentimos en planos o sentido diferente, y a la larga, eso es frustrante.

Pero ¿qué pasa cuando esto sucede en la convivencia?, ¿Cómo se hace para generar acuerdos en el trabajo? o ¿Cómo conciliamos en la familia?, pues es mucho más complicado, porque se bloquean las cosas, generando reincidencias de los mismos temas una y otra vez, sintiendo que no avanzamos y que en cierto sentido una parte se va perdiendo, simulando desinterés; nos sentimos “desgastados”, o peor, empezamos a normalizar situaciones malas o incomodas, perdiendo nuestros principios, intereses o posturas, generando un caos interno emocionalmente.

Es ahí, al momento de tener ese sentir, que debemos pensar y actuar de forma distinta; Generar nuevas herramientas y medios para poder solucionar dicho problema.

¿Por qué nos desgastamos una y otra vez, diciendo, repitiendo lo mismo a alguien, sin tener ningún resultado?

Es mejor intentar de otra forma.

A veces, la forma mas sencilla es recordar, que todos somos diferentes, y que, aunque quisiéramos modificar o mejorar algo de otra persona, no depende de nosotros, los cambios son individuales, provienen de cada uno, de sus fuerza, convicción y necesidad de hacer algo por si mismo. Así que, si no te oyen, recuerda que no es tu problema… aprende a liberarte de esas cargas emocionales, y busca otra forma de que reciba ese mensaje, si no, deja de remar solo en tú barco, pues solo terminaras dando círculos sin sentido.

Una de las causas de la mala comunicación es falta de asertividad,  que es la forma en la que expresamos de manera adecuada, sin agresividad, las emociones hacia las otras personas. todas las personas que poseen esta fortaleza pueden expresar de manera directa sus opiniones y sentimientos, tanto aquellos positivos como los negativos. Algunas pautas para detectar la falta de asertividad son un volumen bajo, sentir que se burlan de ti, sentimientos de impotencia, ansiedad o frustración, y otros más, provocándole un cúmulo emocional que conlleva a la pérdida de autoestima y de respeto a los demás.

Recuerda que muchas veces las causas de un problema de comunicación radican en la forma de aprendizaje que tuviste y la educación sobre la asertividad, no reconocer tus derechos propios, pensamientos con patrones irracionales, reforzar dicha conducta por relacionamientos previos agresivos o sumisos (por aprendizaje o vivencia), no saber dar respuestas concretas en situaciones precisas.

El camino a la felicidad nunca es fácil, por eso, debemos esforzarnos día a día por conseguir lo que queremos, y para mejorar la forma de comunicarte simplemente debes empezar terapia  basada técnicas de reestructuración cognitiva, ejercitando el manejo y  control emocional, la importancia a las tus creencias, analizar las ideas irracionales y tratar de corregirlas desde la lógica y en función de “ponernos en los zapatos del otro”, etc.; el primer paso es aceptar el problema, el segundo es buscar ayuda, y tu estas en el camino a la autosuperación, recuerda repetirte siempre “YO PUEDO, YO SOY CAPAZ”.

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