Muchas veces las peleas, discusiones en pareja se basan en cambios en el comportamiento o aspectos que en su incomodidad (o dolor) querían mejorar de su pareja:
- Mejorar el aspecto sexual, una mejor calidad de vida íntima, más variada y no tan monótona.
- Compartir y dedicarse más tiempo juntos.
- Sentirse incluido en la vida y las acciones del otro y la toma de decisiones.
Al sentir toda esta angustia, frustración, dolor, la forma de expresar sus necesidades en forma de recriminaciones culposas, enviando mensajes como:
- “Nunca quieres hacer planes conmigo, me siento aislado”
- “Estoy cansad@ de que siempre hagamos lo mismo, es aburrido nuestra vida sexual”
- “Siempre haces las cosas a tú forma y no me tienes en cuenta para nada”
- “Nunca tienes tiempo para mí”
- “Solo soy una segunda opción”
Y muchas quejas más que van generando una brecha dentro de la relación.
Es de entender que entre más discusiones recurrentes y quejas ante la relación generan una incomodidad en la relación haciendo que uno de los dos, deje de ser cariños@ gradualmente.
La situación empieza a sentirse mucho más incómoda, puesto que muchas conversaciones se tornan a la defensiva y se crean conflictos, generando un distanciamiento y así más discusiones y posteriormente un deterioro de la relación.
Del amor al odio hay un paso, dicen; y las consecuencias de un distanciamiento en la relación nace de dos personas que antes decían “amarse” y “querer compartir una vida”, pero por la monotonía y el problema de comunicación genera heridas que a veces no cierran del todo: Una palabra mal dicha, una acción generada, una mentira “blanca”, etc.
Los problemas de comunicación nacen cuando dejamos que nuestro pensamiento emocional nos gobierna sobre el racional, lo que hace que cuando nos comuniquemos sea en forma de queja, reproche, y generando un círculo de incertidumbre y frustración.
Las emociones muchas veces nos gobiernan, es normal, a veces se hace difícil controlarlas, y solo dejamos que salga esa “emoción de forma explosiva”, hiriendo susceptibilidades y en ocasiones haciéndonos sentir culpables de normalizar situaciones de pareja que no se deben normalizar: emociones reprimidas, invalidación de emociones, narcisismo, sumisión emocional, etc.
Cuando nos sentimos heridos o atacados, el acto reflejo es una “reacción de lucha o huida”, es una reacción rápida e inmediata mediada por el sistema nervioso simpático que aparece en una persona ante la presencia de una situación peligrosa. En ese momento se acelera el corazón, se liberan hormonas, aumenta la frecuencia respiratoria y la visión se vuelve mucho más importante, la fisiología del cuerpo cambia, y todos los sistemas trabajan con mayor rapidez.
Cuando se activa ese sistema, la respuesta automática no es la más eficaz si quiero acercarme a otra persona; para tener una comunicación eficiente, es indispensable tener un equilibrio y control emocional: escuchar al otro, entender lo que está sintiendo sin invalidar sus emociones, ser EMPÁTICO ante el otro y poder tener una perspectiva del entender del otro y su vivencia o experiencia de la relación, no dar nada por hecho, pues debemos entender que “no siempre tenemos la última palabra”, adaptarme con los cambios y las emociones en lugar de reaccionar de una forma instintivamente emocional.
El valor emocional no es de acuerdo a tu personalidad o tu carácter como persona, puedes ser y estar con cualquier persona siendo una persona con las emociones acordes a tu favor, es volverte “inteligente emocional”, entender que como te comportes, actúes y te comuniques, es una habilidad, que se aprende desde el conocimiento de ¿Quién soy?, ¿Por qué estoy en una relación?, ¿Por qué quiero estar con alguien?; al tener esas respuestas, podemos manifestar lo que queremos, lo que sentimos y lo que nos disgusta de una forma empática y no disociativa de la realidad, sin hacer sentir menos al otro, tener una buena “comunicación asertiva”.
Llegar a este punto, puede ser difícil si no hay una buena estrategia para la comunicación, hay que apelar siempre a nuestra sinceridad sin herir y no desde el resentimiento, usar las palabras correctas, ser consciente del lenguaje verbal y no verbal, el tono y el momento en el que hablas se logra, cuando te comunicas de tal forma que se pueda entender con exactitud lo que quieres decir.
El camino a la felicidad nunca es fácil, por eso, debemos esforzarnos día a día por conseguir lo que queremos, y para mejorar la forma de comunicarte simplemente debes empezar terapia basada técnicas de reestructuración cognitiva, ejercitando el manejo y control emocional, la importancia a las tus creencias, analizar las ideas irracionales y tratar de corregirlas desde la lógica y en función de “ponernos en los zapatos del otro”, etc.
El primer paso es aceptar el problema, el segundo es buscar ayuda, y tú estás en el camino a la autosuperación, recuerda repetirte siempre “YO PUEDO, YO SOY CAPAZ”.
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