Al sentir que nuestras emociones son complejas, y que muchas veces no sabemos como manejarlas, debemos ir a un pasado donde entendamos que muchas veces la rabia o el enfado con nosotros mismos nos habla de frustraciones y de cómo los asumimos, nos habla de esos conflictos entre lo que hago y lo que realmente me gustaría o es importante para mí.
Es allí donde en muchas ocasiones, las personas mencionan que “están enfadadas con ellos mismos”, y es un sentimiento muy doloroso, el tener esta sensación así con uno mismo como imaginaras.
La autoestima no debería categorizarse en una mayor o menor medida, puesto que el ser humano es cambiante, y envolvente con su día a día, lo mismo pasa con las emociones: son complejas, y van ligadas unas a otras.
Las emociones mal manejadas, hacen que cuando sucede algo cambiante en nuestro entorno que no sabemos cómo manejar, hacemos que primero se sienta una rabia por no poder contralar esa situación, y luego con nosotros por permitir que esa situación nos incomode.
A veces, ¿no sientes rabia por no ser cómo te gustaría?, es porque a esa parte de mí ser le gustaría que yo fuera feliz, y le gustaría que llevara una vida plena. En pocas palabras: me enfado porque me quiero, me enfado porque quiero verme mejor.
Es cómo cuando eres padre y tienes un hijo en la etapa de su adolescencia, y te enojas constantemente con él por su conducta; no te enfadas con el porque quieres, o porque seas malo, lo haces porque quieres lo mejor para él (ella), porque estas herido, de sentirte desplazado por x o y situaciones, o simplemente porque te gustaría conectar un poco mejor con tu hijo.
Si no nos importara no nos enfadaríamos.
Nos daría igual.
Esta situación pasa muchas veces cuando estamos en un estado de depresión: que en un punto a todos nos dá todo igual… en estos casos desesperanza es bueno pedir ayuda profesional.
Las emociones son variables, a veces nos enfadamos con personas a las que queremos, y es normal sentirnos frustrados y enfadados en determinadas situaciones.
Lo importante es lo que hacemos con ello, como dejamos que esta emoción nos controle, de forma positiva o negativa impulsándonos a generar cambio por y para nosotros y a partir de allí entender cómo lo vivimos.
El problema es que no podemos controlar las emociones, ni forzarlas: no se puede forzar lo espontáneo. Recuerda, con tus emociones “o repites o reparas”, aprende a mejorar para tú bienestar.
El camino a la felicidad nunca es fácil, por eso, debemos esforzarnos día a día por conseguir lo que queremos, y para mejorar la forma de comunicarte simplemente debes empezar terapia basada técnicas de reestructuración cognitiva, ejercitando el manejo y control emocional, la importancia a las tus creencias, analizar las ideas irracionales y tratar de corregirlas desde la lógica y en función de “ponernos en los zapatos del otro”, etc.
El primer paso es aceptar el problema, el segundo es buscar ayuda, y tú estás en el camino a la autosuperación, recuerda repetirte siempre “YO PUEDO, YO SOY CAPAZ”.